Hope Williams casi dudaba de sus ojos, la chica se parecía a ella en cinco o seis puntos... No, más que parecerse a ella, se parecía más a su madre. Especialmente esas cejas y esos ojos, en la memoria de Hope, los ojos de su madre eran tan gentiles como el agua, parpadeando hermosamente más allá de las palabras. Y así era la chica delante de ella. Pero la chica parecía sufrir de alguna enfermedad grave, su complexión era muy pobre, de una manera enfermiza. Hope apenas podía creer lo que veía, hasta que la voz del Viejo Maestro Williams sonó.
—Ella es tu hermana gemela, Luna Williams.
Luna Williams parecía haber sabido todo esto ya, así que cuando vio a Hope, no estaba para nada sorprendida, parpadeando sus ojos hacia Hope, sonriendo ligeramente.
—Hermana, finalmente nos encontramos.
Hope Williams frunció el ceño, su mirada fijada en el Viejo Maestro Williams.
—Nunca he oído a mi madre mencionar que tengo una hermana gemela.