—¿Tan rico, eh? —Pan Xiaoxia le lanzó una mirada juguetona a Yang Fan, extendiendo su palma y diciendo—. Está bien entonces, dame diez mil, y esta noche puedes hacer lo que quieras conmigo —soy toda tuya. ¿Estás dispuesto?
—Dispuesto, ¿qué hay con no estarlo? Por ti, estaría dispuesto a gastar toda mi fortuna —respondió Yang Fan.
Dado que todo iba a ser devuelto a Pan Xiaoxia eventualmente, él no sentía presión al gastarlo.
—Tsk —Pan Xiaoxia soltó un tsk, moviendo la cabeza como una muñeca de muelle—. Hablas a lo grande como si nada. Si eres tan capaz, muéstrame el dinero. Mientras la plata sea la correcta, me desnudaría ahora mismo si me lo pidieras.
—¿En serio? —El interés de Yang Fan se avivó.
—Sí, en serio. Esta dama es justa y clara en los negocios, mi palabra es tan buena como mi escupitajo y un clavo —dijo Pan Xiaoxia con orgullo y la barbilla en alto—. Mientras pagues, esta noche obedeceré todas tus órdenes.