—No, ¡imposible! ¡Estás en liga con esa zorra, debes estar acostándote con ella también! —Su Qin había perdido completamente la razón, convertida en un perro rabioso dispuesto a morder a cualquiera a la vista.
—Zhou Zixiong frunció el ceño con fuerza; no esperaba que esta loca soltara tales palabras. Inmediatamente advirtió:
— Señora, por favor no difunda rumores, o la demandaré por difamación e insulto.
—¡Jajaja, demándame! ¡Adelante! Eres solo otro desgraciado, en complot con esa puta —mientras hablaba, Su Qin en realidad agarró una escoba junto a la puerta y se lanzó hacia Zhou Zixiong con ella.
—Zhou Zixiong se hizo a un lado con facilidad, evitando el asalto de Su Qin, y luego dijo:
— ¡Esto es agredir a un oficial, lo cual es ilegal!
—¡Ilegal una mierda! Sólo estás defendiendo a esa perra —a Su Qin no le importaban las consecuencias y seguía intentando golpearlo con la escoba.