Xiao Zheng estaba tendido en el asiento de Mo Anna en ese momento.
—Ah, ¡qué cómodo es con el aire acondicionado! —Xiao Zheng puso las piernas en el escritorio de la oficina.
Después de salir del hotel, Xiao Zheng no fue a casa sino que fue directamente a la oficina.
Después del último incidente, Xiao Zheng era bien conocido en la empresa, y todos se preguntaban cuál era su trasfondo.
Acerca de esto, a Xiao Zheng no le molestaba explicar nada. Puesto que había adquirido este estatus, ¿por qué no usarlo para descaradamente holgazanear?
—Ding-a-ling~
Justo entonces, el teléfono de Xiao Zheng sonó, y él contestó la llamada sin siquiera verificar quién era.
—Hola, ¿quién es?
—Cuñado, soy Leng Qingxuan —desde el otro lado del teléfono, llegaba la voz aduladora de Leng Qingxuan.
—¡Oh, eres tú! ¿Qué pasa? —Xiao Zheng preguntó perezosamente.
Leng Qingxuan hizo una pausa, luego dijo:
—Es así, descubrimos que el asesino en el hotel en efecto fue hecho por ese inversor.