—¡Ve a dormir temprano! —Yo me encargo de esto.
—Oh. —respondió obediente Chu Xiaoran, luciendo resignada a lo que el destino pueda deparar.
Xiao Zheng salió del dormitorio de ella, cerró la puerta detrás de él, encendió un cigarrillo y su expresión se oscureció como aguas tranquilas.
Incluso una chica encantadora como Chu Xiaoran no fue perdonada por el villano entre bastidores, lo que indica claramente a una persona con una mente profundamente siniestra.
¿Fue intencional o fue venganza? Es demasiado temprano para decirlo ahora.
Después de terminar su cigarrillo, Xiao Zheng volvió a su dormitorio, cerró la puerta y realizó una llamada telefónica.
—Catalina.
—Oh, Hermano Xiao, molestando a alguien a esta hora. ¿Buscas un poco de consuelo a distancia? —se escuchó una voz femenina al otro lado de la línea, seguida por una ventana de video que apareció en la pantalla de Xiao Zheng.