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—¡Yo soy el Dios Malvado!
El señor Liu, usando una máscara de payaso blanca, asintió y dijo con una voz glacial.
Yoshimasa Jubei no podía creerlo.
—¿Cómo llegaste aquí? No, no, ¡no eres el Dios Malvado! No lo eres. Si fueras el Dios Malvado, ¿no deberías estar buscando al Sr. Liu ahora mismo?
—Oh, ¿te refieres a él?
El Sr. Liu soltó una risa fría y sacó dos orejas de su pecho, arrojándolas al suelo.
Estas dos orejas eran un accesorio que el Sr. Liu había preparado de antemano.
Como se esperaba, Yoshimasa Jubei se sorprendió al ver las dos orejas y se levantó abruptamente.
—Este es el Sr. Liu que estás buscando. ¡Ya lo eliminé!
El Sr. Liu, haciéndose pasar por el Dios Malvado, dijo con una risa fría.
La expresión de Yoshimasa Jubei cambió continuamente, cayendo claramente en un shock extremo. La escena como un tsunami estaba asaltando su corazón, y incluso alguien tan fuerte como él no pudo mantener la calma.