Enfrentando el cuestionamiento de Leng Ruobing, Xiao Zheng también se sintió un poco molesto. No podía decirle todo, ¿verdad?
Además, Leng Ruobing era una persona extremadamente inteligente. Si trataba de mentirle, ella definitivamente lo notaría.
En el pasado, no importaba. Siempre que Xiao Zheng no quería decirle algo a Leng Ruobing, inventaba una mentira muy mala. Leng Ruobing, al escucharla, comprendía que Xiao Zheng no quería dar más detalles, por lo que detenía el cuestionamiento de manera discreta.
Sin embargo, esta vez Leng Ruobing hizo lo contrario.
—Realmente no hay nada —dijo Xiao Zheng, forzando una sonrisa.