Atrapado en la biblioteca

Aria caminaba con paso firme por los oscuros corredores del palacio, su corazón latiendo fuertemente en su pecho. El aire se sentía más pesado de lo habitual, como si el peso de su secreto estuviera presionando sobre sus hombros. Agarraba con fuerza el dobladillo de su sencillo vestido, sus nudillos blanqueándose mientras se dirigía hacia la biblioteca real.

La biblioteca era una vasta y imponente habitación repleta de altos estantes que se extendían hasta el techo, cada uno rebosante de antiguos tomos y rollos. El aroma del pergamino envejecido y la tinta se demoraba en el aire, mezclándose con el tenue parpadeo de las velas de los candelabros suspendidos. Las grandes ventanas arqueadas permitían la entrada de rayos de luz de luna, proyectando un resplandor fantasmagórico sobre las hileras de estantes. Aria dudó en la entrada por un momento, sus ojos plateados escaneando el silencioso espacio para asegurarse de que estaba sola. Satisfecha, se deslizó adentro y comenzó su búsqueda.