Sus pensamientos se agitaban con frustración y confusión. ¿Quién podría ser esta persona? —se preguntaba—. ¿Quién aceptaría casarse de buena gana con alguien como ella, alguien tan completamente no deseado por su propia familia? Seguramente, no podrían estar peor que ella, ¿verdad?
Aún así, la idea de encontrarse con este desconocido la inquietaba profundamente. Mañana, finalmente pondría los ojos en la persona que su padre había elegido para negociar su mano, pero una cosa estaba clara en su mente: este matrimonio no sucedería. No importaba quiénes fueran, no importaba las circunstancias, ella iba a detener esta unión con todo lo que tenía.
Ella apretó los puños con fuerza, jurando encontrar una salida a esto. Su familia podría verla como un peón para ser utilizado y descartado, pero ella no les permitiría decidir su futuro.