Katie había defendido a Aria en pequeñas cosas cuando Helena la había molestado, y a pesar de la distancia entre ellas, Aria sabía que la única persona que realmente extrañaría sería a Katie. Era un vínculo extraño, pero era real.
Katie se quedó congelada, como si estuviera atónita por el repentino abrazo, pero luego sus brazos envolvieron lentamente a Aria. Solo le tomó un segundo recuperarse, y luego habló suavemente, su voz teñida de emoción. —Yo también te extrañaré, Aria. Portate bien y cuídate. Su mirada pasó por Helena, quien simplemente asintió con indiferencia. No había calidez en el gesto de Helena, solo la frialdad habitual.
Ella no se molestó en dirigirse a su hermanastra. En cambio, le hizo una pequeña señal a Ryan. Como él se uniría a ella más tarde, su despedida fue breve.