Capítulo 6

—¿Por qué hueles a alcohol, Kimberly? —la voz de mi padre cortó el silencio como un cuchillo.

Sus ojos eran penetrantes, llenos de ira y decepción. Rápidamente desvié la mirada, evitando su mirada y sin decir nada.

—¡Respóndeme, Kimberly! —gritó, con una voz que retumbaba de frustración.

—Solo tomé un poco para despejar la cabeza. No es para tanto, papá —dije, quitándole suavemente la mano de mi muñeca.

—¿No es para tanto? ¡Lo que veo es lejos de ser nada! ¿Hiciste algo imprudente anoche? ¡Dime que no lo hiciste! —su voz temblaba mientras se cubría la boca con la mano, sorprendido, mirándome de arriba abajo.

—No hice nada, papá... —mentí, con la culpa pesando fuertemente en mi pecho.

No podía contarle la verdad sobre lo de anoche con un extraño. Solo causaría más conflicto entre nosotros, y no podía manejar eso ahora.

—¿Estás segura? —insistió, buscando honestidad en mis ojos.

—Sí, Papá —respondí, forzando las palabras.