Capítulo 45

Steve estaba inquieto, caminando de un lado a otro en su habitación. Sus ojos recorrían la habitación, y de vez en cuando echaba un vistazo al reloj. Shane estaba sentado en el sofá, con los brazos cruzados, observando en silencio los movimientos agitados de su amigo. Finalmente, la tensión en la habitación se volvió demasiado para él.

—Steve, ¿puedes calmarte? Caminar así no cambiará nada.

Steve se detuvo abruptamente, girándose para enfrentar a Shane. Sus ojos estaban llenos de preocupación.

—¿Cómo puedo calmarme, Shane? Han pasado dos días desde que esa sustancia química alcanzó a esa loba, ¡y todavía está sufriendo! ¿Y si hemos hecho algo irreversible?

Shane suspiró, tratando de mantener la paciencia.

—Entiendo cómo te sientes, pero tenemos que esperar. El doctor Eugene estará aquí mañana. Él sabrá qué hacer. No hay nada más que podamos hacer ahora mismo.