Capítulo 30

Shane de repente se levantó del sofá como si estuviera a punto de salir de casa.

—¿A dónde vas? —preguntó Steve, con las cejas levantadas.

—He estado tratando de contactar a la persona que está revisando a Thomas, pero nadie responde. No es propio de él ignorar mis llamadas. Algo anda mal, lo sé —dijo Shane, su voz tensa de preocupación. Tomó una chaqueta del armario de Steve y se la puso.

Steve frunció el ceño. —¿En serio? Si ese es el caso, algo serio debe estar sucediendo. Sin dudarlo, se levantó y sacó una camisa de su propio armario.

Shane parpadeó sorprendido. —Espera, ¿qué estás haciendo? —preguntó, observando cómo Steve empezaba a abotonarse la camisa.

Steve, notando la sorpresa de Shane, se encogió de hombros. —Voy contigo. ¿Qué esperas, que me quede sentado aquí mientras todo se desmorona afuera? Mientras nuestros hombres están allí afuera, y tú corres intentando arreglar las cosas solo?