Capítulo 89

El hechicero entró en su casa, su rostro nublado por la ansiedad. Estaba claro que luchaba con una multitud de pensamientos, todos compitiendo por la atención.

Sin pausa, se dirigió a su santuario privado, el lugar donde a menudo meditaba y buscaba claridad lejos de miradas indiscretas.

Colocando su bastón cuidadosamente al lado del pequeño altar que había construido para sus prácticas meditativas, comenzó a pasear por la habitación.

—¿Quién es ella, y por qué lleva tal radiante estrella en su frente? ¿Podría ser la elegida? —murmuraba para sí mismo, su expresión desconcertada profundizándose.

Se detuvo un momento, pasando una mano por su cabello.

—La profecía de la que habló mi abuelo... ¿Realmente podría estar cumpliéndose? Pero no puedo sacar conclusiones todavía. Debo observarla de cerca, entender su verdadera naturaleza —su voz era firme, pero sus ojos traicionaban un atisbo de inquietud.