Kimberly y el Alfa Theo estaban sentados uno frente al otro en la tranquila sala de estar, sus rostros tensos por la tensión.
El peso de su próximo movimiento les pesaba, no dejando margen para errores.
—No podemos derrotarlos desde afuera —dijo Theo después de una larga pausa, su voz profunda rompiendo el silencio.
—Es demasiado difícil, y no quiero que parezca que estoy intentando iniciar una guerra entre las dos manadas. Los otros Alfas podrían verlo como una provocación.
Kimberly asintió lentamente, su mente acelerada. —Entonces necesitamos encontrar otro camino, algo inesperado… algo que solo yo pueda hacer.
Theo levantó una ceja, inclinándose hacia adelante. —¿A qué te refieres? ¿Qué estás pensando?
Kimberly dudó por un momento antes de tomar una respiración profunda. —Tendré que regresar.
Theo parpadeó, su expresión cambiando de confusión a alarma. —¿Regresar? ¿A la manada de Derrick? ¡Kimberly, estás loca! ¡Eso es suicidio!