Alfa Theo se encontraba en su estudio, recostado en su silla, sus dedos golpeteando rítmicamente sobre el pulido escritorio de madera.
La habitación estaba tenuemente iluminada, el tenue resplandor de la luna filtrándose a través de los amplios ventanales.
Su mente se aceleraba con pensamientos sobre el reciente anuncio acerca de la diosa de la luna.
«La profecía ha lanzado todo al caos. Esto no es solo acerca de amor o poder—es acerca de supervivencia.
Y ahora, con los otros alfas al tanto, sé que algunos de ellos jugarán sucio.
Derrick, en especial. Es demasiado ambicioso para jugar limpio», pensó Theo para sus adentros mientras se levantaba y comenzaba a pasear por la habitación.
Se detuvo junto a la ventana, su reflejo devolviéndole la mirada.
—¿Cómo hago esto bien sin convertirlo en una guerra total?
—¿Cómo la protejo? —musitó, su voz cargada de frustración.
El peso de la situación le presionaba. Ya no podía ignorarlo.