Al día siguiente, Kimberly había liberado a Theo con sus poderes inconcebibles.
Theo se mantenía erguido al lado de Kimberly, una postura firme, su mirada aguda mientras observaba a Steve, quien estaba siendo escoltado a la habitación por la doctora Ashley, su amiga.
Las manos de Steve estaban atadas detrás de él, pero su rostro mostraba desafío, sus ojos escaneaban la habitación como si aún tuviera algún control sobre la situación.
Kimberly dio un paso adelante, sus penetrantes ojos fijos en los de él, exigiendo la verdad.
—Has estado actuando como si tuvieras el poder de tomar las decisiones aquí. Ahora, déjame darte una última oportunidad... ¿Quién te envió y por qué fuiste tras Theo? —La voz de Kimberly era tranquila, pero llevaba una intensidad aterradora, haciendo que el aire a su alrededor se sintiera pesado.
Sin embargo, Steve soltó una leve carcajada, negando con la cabeza.