Prologo.
Aquellos caminantes nocturnos como Sombras se Esconden bajo el Manto de la noche desapercibidos ante tus ojos tus mortales ojos...
No temas cariño un día de estos te encontraré pues te he buscado durante mucho tiempo muchas noches y esta vez no podrás escaparte de mi pues te he observado desde lejos y se que cuando me veas me reconocerás sabes muy bien quien soy.
Ni el tiempo ni las vidas que pasen podrán alejarme de ti.
Tengo un recuerdo de un ser alto y oscuro, con ojos rojos, semejante al que vimos con la puesta de sol, y me sentí rodeada de algo dulce y amargo a la vez. Luego es como que me sumergí en unas aguas verdes y profundas y en mis oídos se oyó un cántico como ese que, dicen, oyen los ahogados. Después, sentí la sensación de que algo huía de mí, el alma salía flotando de mi cuerpo. Creo recordar que el faro del oeste se hallaba a mis pies, y experimenté una sensación de angustia como si estuviese en medio de un terremoto.