Se detuvo, buscando las palabras adecuadas en la tenue luz.
—Siempre nos sorprendes —finalmente continuó, la voz cargada de emoción—. Con tu conocimiento, con tus predicciones... Ahora, si incluso esos núcleos se transforman en huevos, no podré evitarlo más. Y ahora, con la cultivación de mi escarabajo, yo... —Lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos…
Las setas pulsaban suavemente mientras Ren observaba a su amigo luchar con sus dudas.
—Tengo miedo —Taro admitió en un susurro que apenas perturbaba el aire de la noche—. Miedo de que esta esperanza se convierta en decepción. Todos dicen que es imposible, que debería conformarme con ser de rango de bronce 2 como mucho.
Ren se sentó en su cama, ignorando la protesta de sus músculos doloridos.
—Te prometo que eso no pasará.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Porque —Ren sonrió con confianza tranquila—, veo lo que otros no pueden. Y tienes un potencial que ni siquiera puedes imaginar...