Una sonrisa satisfecha se dibujó en los labios de Wei mientras consideraba las posibilidades.
—La final del torneo fue algo tosca, pero ¿Klein tuvo diarrea en las semifinales entonces? No tenía sentido... ¿Cómo podría ese loco chico de los hongos, con la bestia más patética que existe, y su equipo de un escarabajo mediocre y una serpiente de apoyo posiblemente lidiar con...?
Un chillido agudo interrumpió sus pensamientos, haciéndolo saltar.
—¡Teodoro! —La voz de Finch atravesó el pasillo como si no existieran—. ¡TEODORO! ¡Trae la calculadora especial! ¡La que usamos para cuentas grandes!
Wei se detuvo a mitad de paso. Odiaba tratar con Finch cuando se ponía así. Quizás debería usar la otra recepción, aunque la fila fuera más larga podría evitar su charla sin sentido y su...
—¡Trescientos diez mil en un mes de un estudiante de hierro 1! —El grito de Finch casi hizo que Wei soltara sus papeles—. ¡Teodoro! ¿Estás viendo esto o estoy soñando? ¡TRESCIENTOS DIEZ MIL!