Después de que Julio y Víctor convencieron a Larissa y a los demás niños de salir, los guardias de la academia actuaron con rapidez.
Los niños, tanto conscientes como inconscientes, fueron transportados directamente a una sala segura en el área más protegida de la academia. El término seguro era un eufemismo cortés para lo que realmente era: una cámara de interrogatorio adaptada para menores, aunque decorada con muebles suaves y colores cálidos para ocultar su verdadero propósito.
—¿Realmente necesitamos tantos guardias aquí? —Julio observó el despliegue de seguridad alrededor de la sala segura con disgusto. —Solo son niños...
—Niños que derrotaron a un espía transformado de Yino —Víctor se apoyó en la pared, sus ojos fijos en la puerta cerrada. —Uno con una bestia abisal.
—¿Derrotados? —Julio soltó una risa seca. —Alguien o algo lo desgarró... Pero solo era de rango plata 1, esto es excesivo.
La prioridad inicial había sido investigar la semilla.