Una serpiente negra. Larissa la reconoció al instante, era la bestia más común que salía del huevo negro al azar, la que todos esperaban que Luna obtuviera en primer lugar.
Sus habilidades eran similares a las del lobo sombrío, aunque carecía de control elemental y su potencial se limitaba al rango de plata 3. Era una bestia respetable, pero no excepcional.
—El segundo animal del Tío Sirius —Larissa se dio cuenta mientras la serpiente depositaba el sobre en las manos de Luna.
El cambio fue sutil pero inmediato. La cuenta sombría de Luna pareció aligerarse ligeramente mientras sus dedos acariciaban el sobre. La serpiente se deslizó de vuelta a la sombra, desapareciendo como si nunca hubiera estado allí.
Luna guardó cuidadosamente el sobre entre su ropa, sus movimientos casi reverentes.
—¿Estás bien? —Larissa preguntó suavemente.
Las mejillas de Luna se tiñeron de rosa. Evadió la mirada de su prima, sus ojos fijos en un punto distante.