—¿Y exactamente qué necesitamos? —preguntó Min intentando mantener el ritmo de Ren.
—Una pequeña veta —respondió simplemente Ren—. Para el cultivo.
Taro y Min intercambiaron miradas, sus ojos encontrándose en una conversación silenciosa nacida de meses de amistad.
—¿Y si nos atrapan? —preguntó Min, aunque su tono contenía más emoción que preocupación.
—No nos atraparán —sonrió Ren, sus hongos pulsando con una confianza tranquila—. No si cerramos el túnel adecuadamente... Lo explicaré todo después de clase, cuando estemos todos juntos. Por ahora, concentremosnos en sobrevivir al entrenamiento de Lin.
Como si fuera invocada por la mera mención de su nombre, la voz de su maestra retumbó a través del campo:
—¡DEMASIADA CONVERSACIÓN! ¡CINCUENTA VUELTAS MÁS!
Los tres amigos gemían al unísono pero seguían corriendo, sus pies golpeando contra la tierra compacta en un ritmo constante.
♢♢♢♢
Después de completar todos sus ejercicios, los músculos temblando por el esfuerzo...