Sirius se concentró por un instante. Un aura oscura se entrelazó con la luz blanca de su tigre. No estaba combinando las características físicas de sus bestias como hacía Kharzan, sino fusionando sus habilidades esenciales. Su Serpiente Negra, normalmente invisible en su sombra, contribuyó con su esencia oscura, duplicando el poder que emanaba de él.
Selphira siguió un camino similar. La energía de su Serpiente Blanca se integró con su Tortuga Negra como una perfecta armonización de energías opuestas. Su aura se intensificó, también duplicando su poder. Los patrones geométricos en su piel comenzaron a cambiar y fluir, los símbolos se reorganizaban en nuevas configuraciones de poder.
Kharzan observó estas transformaciones con desprecio.
—Impresionante —concedió con sarcasmo, su voz distorsionada resonando extrañamente en la cámara—. Pero todavía te supero por un factor de dos.