Capítulo 344 - Guía de Domesticación

Finch estaba inclinado sobre su escritorio, contando cristales mientras silbaba una melodía desafinada que Teodoro imitaba con pequeños chirridos. La oficina del banco estaba deliciosamente vacía, como era habitual a esta hora.

—Mira eso, Teodoro —susurró Finch, observando cómo sus "actuaciones" mantenían a la mayoría de los clientes alejados—. Solo dos ventanillas abiertas, docenas de estudiantes esperando en la otra ventanilla, y aquí estamos, solos, tranquilos y felices.

El ratón asintió con entusiasmo, sus bigotes temblando mientras revisaba un libro de cuentas con sus pequeñas patas. Sus pequeños ojos brillaban con inteligencia mientras calculaba tasas de interés a velocidades que dejarían perplejos a la mayoría de los contadores humanos.

Finch sonrió amargamente pensando en lo que otros decían sobre Teodoro. Un ratoncito débil, inútil en combate, apenas capaz de arañar a un bebé.

¡Qué tontos!