Preparados con su protección improvisada, Ren y Lin continuaron avanzando por el túnel. La densidad de hongos aumentó exponencialmente, hasta que prácticamente caminaban sobre una alfombra dorada que palpita.
El aire se volvió más denso, cargado de esporas invisibles que danzaban a su alrededor, reconociéndoles, evaluándoles, pero permitiéndoles el paso gracias a su disfraz.
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Afuera del túnel...
Los buscadores se habían desplegado en un perímetro alrededor del extraño claro de hongos dorados, su confusión evidente en las miradas que intercambiaban. Ninguno se atrevía a acercarse demasiado a esas estructuras palpitantes que parecían respirar colectivamente.
—¿Qué demonios es esto? —murmuró un rastreador—. No debería haber nada así en este bosque.
—El comandante querrá un informe detallado de esta anomalía cuando lo mencionemos —respondió otro, sus ojos nunca dejando los hongos—. Pero encontrar a los fugitivos tiene prioridad... Después de eso, podemos tomar muestras.