Capítulo 388 - Domar el caos

Yang se acercó a varios grupos discretamente, plantando la misma sugerencia en voz baja: «Escuché de un comerciante que van a abrir la puerta en unos minutos. Algo acerca de órdenes que llegaron desde la capital».

La mentira se propagó rápidamente entre la multitud ansiosa como fuego en pasto seco. La gente comenzó a levantarse, recogiendo sus pertenencias, acercándose nuevamente a la puerta cerrada con renovada esperanza brillando en sus ojos cansados.

Yang se posicionó estratégicamente cerca del frente del grupo, pero no completamente a la cabeza. Quería que pareciera espontáneo.

A través de las barras de la puerta, podía ver a los dos guardias: un hombre mayor con piel de topo cubriendo sus musculosos brazos, y uno más joven con la piel azulada característica de los usuarios de sapos acuáticos. Ambos de rango Plata 1, formidables contra trabajadores comunes, pero por debajo del nivel de Yang.