Una voz aguda e intensa atravesó el velo del sueño de Ren como una aguja a través de seda. Sin importar cuán profundamente estuviera durmiendo, esa conversación era imposible de ignorar.
Ren parpadeó lentamente, sus ojos ajustándose a la suave luz que filtraba por las cortinas que definitivamente no pertenecían a su dormitorio en el Ala Gris ni a la vieja habitación en su antiguo hogar. La habitación que lo rodeaba era... lujosa. Mucho más lujosa que cualquier lugar en el que hubiera estado antes.
Las sábanas sobre las que había estado durmiendo eran tan suaves que se sentían como nubes contra su piel. Los muebles eran elegantes, con intrincados tallados que hablaban de una artesanía magistral. Incluso las paredes parecían relucir con una elegancia sutil que sugería que este era un lugar donde se quedaban personas importantes.
«Definitivamente no en la academia», pensó, girando su cabeza para orientarse mejor.