Mientras sostenía las manos de su hija, el Rey Coleoran cruzó la línea final entre líder reacio y monstruo dispuesto. La transformación estaba completa, sellada por el amor de un padre.
El Gran Cristal pulsó con aprobación, como si pudiera sentir su resolución. Pronto, muy pronto, tendrían el poder para rehacer el mundo según su voluntad.
Y su pequeña estrella volvería a ver a su madre, sin importar el costo.
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Víctor se fusionó con su Qilin, y su transformación fue espectacular. La armadura de escamas amarillas cubrió su cuerpo como una segunda piel, mientras que cuernos dorados brotaron de su frente, pulsando con un poder que hacía que el aire a su alrededor se distorsionara con energía pura.
El contraste con sus oponentes corruptos era tan marcado que por un momento, todos en el puente se detuvieron simplemente para observar.