—¡Otra vez! —gritó Larissa, extendiendo su mano hacia Ren mientras el hada mineral dentro de ella pulsaba con energía luminosa amplificada por cristales minerales.
El poder de su bestia había crecido considerablemente desde que alcanzó Rango Bronce 2, permitiendo proezas que habrían sido imposibles antes.
El salto de luz los envolvió, y por un instante Ren sintió esa extraña sensación de estar en todas partes y en ninguna al mismo tiempo. Cuando reaparecieron, habían avanzado casi cincuenta metros.
La experiencia fue diferente a cualquier cosa en su vida. Durante esos breves momentos durante el salto, la realidad se volvió fluida, la distancia se volvió insignificante, y las leyes físicas que gobernaban la existencia normal parecían doblarse a su alrededor.
—Es una sensación increíble —murmuró Ren, aún sin acostumbrarse del todo a la nueva habilidad de Larissa.