Vuélveme a querer

Con la claridad de la luna y la nieve flotando lentamente bajo el cielo estrellado, en la ciudad de Drezma. Monserrat observaba el espectáculo desde la ventana de su habitación, con una copa de vino tinto en la mano. Sus dedos jugueteaban nerviosamente en el filo del cristal, un recordatorio constante

“virgen hasta el matrimonio”, murmuró para sí misma, repitiendo las palabras de su prometido. Una risa amarga escapó de sus labios mientras dió otro sorbo al vino respiró de seccionada "¿Acaso no entiende Oliver que estamos en pleno siglo XXI? ¿Cómo es posible que se halla negado a estar conmigo? "