—Oh no, estoy acabado. La he cagado de nuevo. Cuando regrese, ese grupo de personas nunca me dejará vivirlo en paz —el joven desaliñado dejó caer su cabeza desanimado mientras volvía a su puesto.
La suerte de Jun Wu Xie no era muy buena, después de rastrear toda la Ciudad Fantasma, todavía no podía encontrar un método de cultivación adecuado para sí misma.
En este viaje, no había ganado nada. Todo lo que tenía eran unos pocos libros de jardinería y encima había perdido tres botellas de elixir.
Era tarde en la noche y no se veía ni un alma.
En una calle vacía de la Ciudad Imperial, Jun Wu Xie y el pequeño gato negro iban de regreso, la soledad silenciosa de la noche con el resplandor de la luna sobre ellos, alargando sus sombras —solo se oían sus pasos. Ella caminaba de vuelta resignada con la mente llena de pensamientos.
A medida que seguían caminando, el viento frío soplaba furiosamente a través de las oscuras calles. Al girar en la esquina de la calle, con el velo de la oscuridad envolviéndola en su totalidad, un brazo extendido alcanzó a buscarla y la atrajo hacia la oscuridad.
—¡Miau! —el gato maulló agudamente.
Jun Wu Xie fue atraída hacia un cálido abrazo mientras el hombre detrás de ella la abrazaba por detrás, presionando suavemente un dedo sobre sus labios con un aliento cálido al lado de su oído. Una voz profunda y enigmática la hizo callar.
—Shhh —la sombra negra se lo dirigió esta vez al pequeño ovillo de pelaje negro.
El pequeño gato negro se tensó.
—Salir tan tarde en la noche completamente sola no es una muy buena elección —la profunda voz dijo en tono burlón mientras respiraba por su delgado cuello. Ella tembló ligeramente.
—¡Jun Wu Yao, suéltame! —sin voltear, Jun Wu Xie supo de inmediato quién era.
Esta voz juguetona estaba profundamente arraigada en ella.
—Quédate quieta, hace tanto frío en la noche. Mira, tu cuerpo está tan frío, aquí, déjame calentarte —bajo el velo de la oscuridad, Jun Wu Yao sonreía complacido mientras la mantenía cerca y la abrazaba aún más fuerte. Le encantaba este sentimiento, tan pequeña y menuda y su cuerpo era tan suave.
—No tengo frío —ella contestó.
—Oh? Yo tengo frío, entonces tú caliéntame —él soltó una risita mientras se inclinaba más, ligeramente, con la barbilla descansando sobre su hombro.
—Realmente no eres consciente de tu entorno. Necesitas estar más alerta, has sido seguida por otras personas durante toda la noche y aún así no lo notaste —sus oscuros ojos morados se entrecerraron. Su baja estatura junto con su tenue olor a hierbas lo hacía incapaz de dejarla ir. Encajaba perfectamente en sus brazos.
—Pensé que tú no eras considerado una persona —ella respondió con calma, nunca una vez había pensado que él era una persona normal.
—No me refiero a mí mismo... —Jun Wu Yao levantó sus manos y con dos dedos sujetó suavemente su barbilla, girando su cabeza hacia la dirección de la calle.
A lo largo de las desiertas calles de repente apareció una figura alta buscando algo con ansiedad.
La luz de la luna iluminó su rostro y sus rasgos fueron levemente revelados.
—Long Qi —Jun Wu Xie reconoció inmediatamente a ese hombre.
—El Palacio Lin tiene tantos guardias, y aun así saliste en medio de la noche, poniendo todo el palacio en un estado de frenesí. Una vez que saliste del Palacio Lin, la noticia ya se había esparcido hasta Jun Xian —Jun Wu Yao la abrazó fuertemente mientras le hablaba en un tono juguetón pero calmado.
—Long Qi realmente sabe cómo mostrar su gratitud, protegiéndote personalmente en la oscuridad —Jun Wu Yao bufó mientras un destello peligroso cruzaba por sus ojos morados profundos.