—Jun Wu Yao se sorprendió con sus acciones repentinas —sus fríos ojos se desvanecieron, no pareció importarle aquellos alfileres mientras intentaba contener su risa ahogada—. Esta chica era demasiado interesante, había mostrado sus colmillos así de fácil.
—Jun Wu Xie colocó esos alfileres en varios puntos. Aunque no iba a matarlo, tampoco iba a dejarlo ir tan fácilmente.
—Jun Wu Yao bajó su cuerpo y se inclinó hacia los alfileres mientras estos perforaban su piel y su garganta y la sangre roja brillante fluyó, tiñendo sus manos de rojo. A pesar de todo, en sus ojos no había ni rastro de pánico.
—Fue mi culpa, no debería haberte molestado —dijo él con una expresión suplicante mientras los cuatro alfileres habían perforado su garganta y la sangre carmesí fluía—, ¿cómo quieres castigarme? Te lo dejo todo a ti.
—Ponlo de vuelta —replicó ella fríamente.
—Jun Wu Yao suspiró mientras ponía la jarra de vino de vuelta sobre la mesa.
—Wu Xie, me equivoqué —dijo él suavemente intentando apaciguar a la enojada, ignorando completamente la herida en la garganta—, si quieres, puedes quedarte temporalmente con esta basura para jugar, pero recuerda que no puedes beberla, el contenido de alcohol es muy fuerte y dañará tu garganta, buscaré uno bueno y te lo traeré mañana.
—No quiero nada —bufó ella.
—Jun Wu Yao no insistió más al ver que ella todavía estaba molesta. Levantó la mano y enganchó su dedo mientras el objeto negro que golpeó la frente de Pequeño Loto voló de nuevo a sus manos.
—Solo estaba bromeando, no tenía intención de herirlo de verdad —dijo él con una sonrisa encantadora—. Él es tu espíritu contractual, ¿cómo podría soportar matarlo?
—Pequeño Loto se levantó lentamente y aturdido, ¡ese toque en la frente fue tan doloroso que sentía como si su alma pudiera romperse en cualquier momento! Esta fue la primera vez que experimentó tal dolor, generalmente las heridas infligidas por los humanos solo agotaban su energía espiritual, no pueden sentir dolor de los ataques de los humanos, sin embargo, esta vez el dolor fue tan intenso.
—Miró a Jun Wu Yao con miedo persistente —¡este hombre misterioso era demasiado terrible!
—Tú, ven aquí —Jun Wu Yao enganchó sus dedos y llamó a Pequeño Loto.
Pequeño Loto estaba sorprendido al quedarse ahí petrificado.
—Solo te molesté un poco, no hace falta que tengas tanto miedo, toma, esto es para ti, tómalo como compensación —Jun Wu Yao lanzó una cuenta verde oscuro mientras el tembloroso Pequeño Loto la atrapaba.
Jun Wu Yao miró a Jun Wu Xie con ternura.
—¿Aún estás enojada?
—Eres molesto —Jun Wu Xie lo miró de vuelta.
—Tus palabras son tan hirientes —Jun Wu Yao respondió con un tono angustiado y un leve fruncimiento de ceño.
—Si te gusta sufrir, tengo aquí ciento ocho alfileres —Ella lo miró con frialdad.
Jun Wu Yao se rió entre dientes mientras tiraba de sus manos hacia sus labios y las besaba. —Si eso te hace feliz, incluso si fueran diez veces eso, estoy dispuesto.
Jun Wu Xie frunció el ceño ante sus comentarios, había visto su justa parte de personas desesperadas, pero esta era la primera vez que se encontraba con un masoquista.
—Seré feliz siempre y cuando no me molestes —Ella replicó. Si se atrevía a tocar su espíritu contractual y su néctar de Jade nuevamente, estaría más que dispuesta a usar esos cien y ocho alfileres.
—No te molestaré, pero no puedo soportar alejarme de tu lado —Dijo con una sonrisa débil.
Ella lo miró fijamente y no dijo nada más mientras se levantaba.
Esta vez, él no se atrevió a retenerla y la soltó.
—Hueles a sangre. Puedes irte ahora —Jun Wu Xie frunció el ceño ante sus manos manchadas de sangre y el fuerte olor a sangre fresca que ahora llenaba la habitación. Con la sangre fresca mezclada con el vino y la fragancia de loto, le resultaba muy incómodo. ¡Necesitaba lavarse y deshacerse de este horrible olor que asaltaba su nariz ahora!