—Padre Imperial, el elogio es exagerado —respondió educadamente Mo Qian Yuan.
—Tanto el Príncipe Heredero como el Palacio Lin merecen mérito por los eventos de hoy. Decidiré las recompensas apropiadas. Ha sido una noche larga y Jun Xian debes estar exhausto. Por favor, ve a descansar ya que nuestro reino no puede prescindir de ti, su pilar de fuerza —El Emperador sonrió amablemente, pero por dentro, ardía con la humillación que tuvo que tragarse además. Nunca había sentido tanta indignidad y desgracia como las que Jun Wu Xie le hizo pasar esta noche.
Solo quería que el diablo se alejara de aquí y rezar para que no haya otros incidentes.
Jun Xian no tenía prisa por responder, pero miró a Jun Wu Xie, taciturnamente cediéndole el poder para dar por concluido el asunto.