Se está gestando una tormenta (1)

Después de que Jun Wu Xie se marchara, las expresiones de Jun Xian y Jun Qing se ensombrecieron.

—¿El asunto sobre Lin Yue Yang es cierto? —Jun Qing retomó la discusión que habían tenido antes de que Jun Wu Xie llegara.

Jun Xian asintió solemnemente —Es extraño, Lin Yue Yang siempre ha sido honesto e íntegro y no ocupa un rango alto. Pero recientemente, el número de acusaciones contra él ha sido asombroso, y el Emperador ha ordenado investigaciones al respecto.

—Lin Yue Yang salvó la vida de mi hermano, si no fuera por su informe sobre los espías dentro del ejército colaborando con los enemigos, mi hermano podría haber perdido esa guerra —Jun Qing suspiró por el favor que la Familia Jun le debía a Lin Yue Yang.

—Sí, es un hombre honesto, y no un tonto. Cuando fue promovido a un puesto oficial en la Ciudad Imperial, se distanció del Palacio Lin. Tal vez presintió algo y trazó una línea clara entre nosotros. Durante muchos años, no lo hemos visto mucho aunque todos vivamos en la Ciudad Imperial. Lin Yue Yang ha sido sutil todo este tiempo, ¿quién podría albergar malas intenciones contra él? —Jun Xian reflexionó, para un hombre que ocupa un puesto sin importancia, sin ninguna autoridad, no involucrado en asuntos de la Corte, ¿a quién puede ofender?

—¿Vas a investigar, Padre? —Jun Qing preguntó.

Jun Xian suspiró —Tu hermano le debe un deuda de gratitud, y es un hombre honesto. Si no fuera por aquel incidente con nuestra Familia Jun, el Emperador ni siquiera comenzaría a sospechar que un guardia fronterizo estuviera coludido con nuestra Familia Jun. Somos responsables de arrastrarlo a este desastre.

Jun Qing pensó en el pasado cuando el Palacio Lin estaba en su apogeo, antes de que su hermano muriera por el país, antes de que quedara lisiado, su gloria y grandiosidad los cubrían y protegían. Desde su declive, en ausencia de su antiguo esplendor, los peligros ocultos comenzaron a surgir.

—Que alguien lo investigue —Jun Xian negó con la cabeza, impotente —. No puede soportar ver a un hombre justo enmarcado así.

Un golpe urgente sonó, interrumpiendo su conversación.

—Adelante —Jun Xian entonó.

Un guardia del Palacio Lin se arrodilló en la puerta, la fría noche se colaba en la habitación.

—Informando a Lin Wang. El General Li Ran solicita una audiencia.

—¿El General Li Ran? ¿Qué quiere de mí tan tarde en la noche? —Jun Xian preguntó, frunciendo el ceño.

—No lo sé, el General viene con bastantes soldados, y parece ansioso.

—Iré a ver —Jun Xian se levantó, y Jun Qing tiró de su manga.

—El frío se vuelve helador, en lo profundo de la noche. Padre, ten cuidado —Jun Qing insinuó.

Jun Xian asintió.

Justo afuera del Palacio Lin, un par de soldados blandían antorchas ardientes, rechazando la noche. General Li Ran, estaba parado frente a su caballo, luciendo ansioso.

Viendo a Jun Xian salir del Palacio Lin, Li Ran se apresuró y se postró.

—Li Ran, ¿de qué se trata todo esto?

—¡Lin Wang! ¡Por favor ayúdame! —Li Ran suplicó, puño en mano.

Jun Xian levantó una ceja —¿Qué ocurrió? Para que vengas aquí tan tarde en la noche.

—El hogar del Oficial Lin... —Li Ran vaciló.

El corazón de Jun Xian dio un vuelco, pero mantuvo la compostura.

—¿Qué ocurrió?

—Estaba cumpliendo las órdenes de Su Majestad de llevar al Oficial Lin a interrogatorio en relación a cargos de corrupción y soborno. Cuando llegué, el desastre en la Casa Lin ya había sucedido. Oficial Lin mató a treinta y seis personas de su hogar, cuando llegué, lo vi sosteniendo la espada, enloquecido, todavía clavada en el pecho de su esposa —Li Ran estaba bañado en sudor frío, incapaz de creer lo que había presenciado antes.