Los ojos de Jun Wu Xie se estrecharon, pensando que para evitar enfrentar ese escenario, solo había dos opciones. La primera era renunciar a la venganza contra Bai Yun Xian, y la segunda era no dejar que el Clan Qing Yun conociera la verdad del asunto.
¿Perdonar a Bai Yun Xian?
—Eso era imposible para Jun Wu Xie.
—¡Cualquiera que lastime a su abuelo, debe morir!
—Tío, no te preocupes, tengo todos mis planes bien pensados —Jun Wu Xie había pensado todo detenidamente.
Jun Qing miraba a Jun Wu Xie, esperando obtener alguna pista de sus expresiones sobre lo que estaba planeando, pero su rostro frío e inexpressivo no revelaba nada.
—Esta chica era demasiado profunda, si se niega a decir algo, nadie puede adivinar qué está tramando.
—Solo ten cuidado, pero recuerda, si te encuentras con algún peligro, ¡la Familia Jun y el Ejército Rui Lin estarán detrás de ti!
—Sí, lo sé.
Y pronto, la respuesta que esperaba llegó, de los plebeyos en la Ciudad Imperial.