—Ábrale la boca —ordenó fríamente Jun Wu Xie.
Bai Yun Xian, que ya estaba aterrorizada, se volvió loca al escuchar esas palabras. Pataleó y arañó tratando de librarse del firme agarre de los guardias, gritando a pleno pulmón, las lágrimas corriendo libremente por su rostro, una imagen lamentable.
—No... no... ¡NO... no quiero morir! Por favor... Por favor... Por favor déjame ir, yo... yo nunca te volveré a desafiar... —sollozaba Bai Yun Xian mientras suplicaba, ella entiende... Ahora conoce los efectos del veneno que Mo Xuan Fei consumió... Nunca se atreverá a desafiar a Jun Wu Xie otra vez...
Tener todo el cuerpo pudriéndose constantemente, como un cadáver ambulante... ¡Eso era demasiado aterrador!
Incluso siendo una discípula del respetado Clan Qing Yun, nunca se había encontrado con un veneno que tuviese efectos tan aterradores.