Tortura (3)

Qin Yu Yan asintió, satisfecha. Bai Yun Xian se apresuró a retirarse al lado aliviada de su carga. Qin Yu Yan hizo un gesto a otro discípulo del Clan Qing Yun y este se acercó a la figura encogida de Mo Qian Yuan que aún yacía en el suelo y le levantó la cabeza tirando de su pelo, para que viera a Mo Xuan Fei en la silla de ruedas, inmóvil en la muerte.

—Su Majestad, su hermano está muerto. Si no quiere terminar como él, entonces díganos lo que queremos saber —dijo Qin Yu Yan indiferente a Mo Qian Yuan, quien había guardado silencio por más tiempo del que ella había esperado. El veneno que se le había obligado a tomar no era un veneno ordinario. Su potencia no era suficiente para reclamar su vida inmediatamente, pero habría causado daños incalculables a sus órganos internos y provocado suficiente dolor como para querer terminar con su propia vida.

Incluso después de haber pasado por todo eso, Mo Qian Yuan todavía se negaba a cantar.

Eso era lo que de verdad frustraba a Qin Yu Yan.