Algo brilló en los ojos resplandecientes de Jing Yan.
Los Cristales del Alma sin duda eran valiosos. Pero para los guerreros que no podían manejar la energía contenida en ellos, también podían ser letales.
—Chico, no te ves muy bien. Probablemente necesitarás meses para estabilizar tu cultivo —Tian Shui sacudió su cabeza.
Aunque Jing Yan había tenido éxito en su avance esta vez, el proceso no había sido muy suave. El Qi Vital dentro de sus venas y vasos de artes marciales parecía estar bajo su control, pero aún podría reaccionar de manera impredecible a cualquier número de estímulos que pudiera encontrar.
Jing Yan frunció fuertemente el ceño después de escuchar las palabras de Tian Shui.
Jing Yan no tenía tiempo para una estabilización adecuada.