Las palabras de Jing Yan provocaron una fluctuación visiblemente intensa en la energía del alma residual de Ling Luo.
Claramente, sus emociones estaban muy agitadas.
¿Quién querría ver a sus descendientes masacrados hasta el borde de la extinción? ¿Quién no desearía que su familia perdurara para siempre? Él había pensado que el linaje familiar ya no existía, pero ahora había escuchado de Jing Yan que se había encontrado con una artista marcial llamada Ling Qi.
La esperanza se reavivó en el corazón de Ling Luo. Quizás todavía tenía descendientes vivos en el mundo.
—Joven amigo, tengo una petición —dijo Ling Luo con seriedad a Jing Yan.
—Anciano, por favor hable. Si está dentro de mis posibilidades, haré todo lo posible —respondió Jing Yan, inclinándose respetuosamente ante Ling Luo.
—Me gustaría pedirte, joven amigo, que encuentres a mis descendientes y les ayudes a reconstruir la familia hasta cierto punto para que puedan vengarse —la voz de Ling Luo se llenó de pasión.