Zoey sintió que su mente explotaba con un rugido ensordecedor, su ira hirviendo sin salida. Enfurecida y humillada, gritó:
—¡Maldita perra! ¡Di una palabra más y te arrancaré la boca!
Justo cuando terminó su amenaza, un destello calculador brilló en sus ojos. El gerente había mencionado que Banquete Celestial se negaba a servir a la Familia Clark. ¿Podría esto tener algo que ver con Selina?
Señalando a Selina con un dedo tembloroso, chilló:
—¡Selina! ¡Todo esto es por tu culpa! ¡Banquete Celestial no sirve a la Familia Clark por algo que tú hiciste, maldita perra!
La multitud dirigió su atención hacia Selina, sus ojos llenos de incertidumbre y malestar.
Selina arqueó una ceja y respondió con pereza:
—Zoey, ¿tú y tu hermano carecen de neuronas? Ni siquiera entré. ¿Cómo podría ser esto mi culpa?