Esta revelación hizo que el rostro de Selina se sonrojara, sus manos sin saber dónde ir.
No podía ver nada en la habitación completamente oscura, y sin su vista, sus otros sentidos se agudizaron. Podía sentir el latido rítmico del corazón de Logan, la forma definida de sus abdominales, y más abajo...
Selina detuvo inmediatamente sus pensamientos, mortificada y furiosa.
—¿Por qué andas por la casa sin nada puesto?
Logan hizo una breve pausa antes de soltar una suave risa.
—Señora Reid, escuché su voz y pensé que algo había pasado, así que salí inmediatamente. ¿Quién usa ropa mientras se ducha?
La lógica era sólida, pero Selina aún se encontraba ahogándose con sus palabras.
—Entonces... entonces al menos ponte algo...
Su voz se volvió ronca.
—Era urgente. Solo tuve tiempo de agarrar una toalla.
Selina dejó escapar un suspiro de alivio. Gracias a Dios, al menos llevaba algo abajo.