Riley parecía genuinamente preocupada, como si no tuviera idea de lo que estaba pasando.
—Jaxon, baja el arma... Nancy, ¿qué pasó?
Jaxon no se movió ni un centímetro.
Riley se volvió hacia Logan, nerviosa y aparentemente desconcertada. —Logan, ¿Nancy hizo algo que te molestó? Me disculparé por ella, ¿de acuerdo? Solo guarda el arma.
Logan permaneció tranquilo.
Todo el patio trasero quedó inquietantemente silencioso.
Entonces, Selina dejó escapar una suave risa, rompiendo la quietud. —Logan, has asustado a la Señorita Nelson.
Solo entonces Logan dio un ligero asentimiento, y Jaxon enfundó el arma.
Nancy se desplomó en el suelo con un golpe seco, con el rostro pálido y aterrorizado.
Selina le sonrió a Riley, ya segura de la respuesta a la pregunta que aún no había formulado.
—¿Por qué Nancy era tan atrevida? Porque Riley le dio el valor.