Chapter 12 El sr. Valentine es un descarado

Después de la cena, Eliza volvió a su habitación, se quitó la ropa y comenzó a revisar los moretones en su cuerpo; pero, como de repente escuchó que alguien llamaba a la puerta, ella se vistió rápidamente y abrió la puerta. Tras abrir la puerta, Braint entró inmediatamente a la habitación y, entregándole un papel, le dijo: “Toma, fírmalo”. Por su parte, al mismo tiempo, Demarion también entró al estudio de su padre y lo obligó a que dejara de trabajar.

“¿Un acuerdo de matrimonio?”, se preguntó para sí misma; luego, frunciendo el ceño y tras leer la primera condición que decía ‘debes enamorarte de Beau Valentine en un mes’, ella exclamó con ansiedad: “¿Qué? No puedo enamorarme de él”. Por su parte, en el estudio del hombre, él apartó el contrato con inquietud y le dijo firmemente: “No me enamoraré de ella. Lo máximo que puedo hacer es no odiarla”.

Tras escuchar ello, Demarion colocó ambas manos en su barbilla y, mirando cariñosamente a su padre, le dijo: “Papá, piénsalo. Eventualmente te enamorarás de ella si no la odias, ¿lo sabes? Además, has estado soltero durante tantos años, ya es hora de que tengas una relación, ¿no lo crees?”. Después de oír eso, el padre lo miró fríamente y le respondió con total firmeza: “Hijo, he estado en una relación antes, así es como nacieron tú y Braint”.

Cuando escuchó eso, Demarion puso los ojos en blanco y dijo seriamente: “Pero, mi verdadera mamá no te gusta para nada”. Tras oír la suposición de su hijo, el sr. Valentine frunció ligeramente el ceño, recordó el incidente que sucedió hace cinco años y, a pesar de que estuvo todo oscuro, a él le pareció poder sentir la delicada piel de esa mujer; luego, tras salir de su ensimismamiento, le dijo:

“¿Cómo sabes que no me gusta tu verdadera madre?”.

“¿Cómo sabes que me enamoraré de tu papá?”, preguntó Elisa mirando a Braint con impotencia; mientras que, tras escuchar ello, el pequeño respondió con franqueza: “Papá es tan guapo como nosotros”. Tras oír eso, la mujer respondió inmediatamente: “Pero no puedo enamorarme de alguien solo por su apariencia, ¿no lo crees?”.

“Definitivamente, papá no es malo y sabrás a qué me refiero cuando empieces a salir con él”, dijo el pequeño lentamente; sin embargo, tras escuchar eso, Eliza se quedó atónita, frunció las cejas y siguió leyendo el contrato que tenía en sus manos. Por su parte, después de leer una de las cláusulas, la mujer preguntó con gran curiosidad: “¿Por qué quieres que dé a luz a hijos del sr. Valentine, sobre todo, dentro de medio año?”.

“Eso es porque no tienes un hijo propio”, respondió apresuradamente el pequeño frente a ella; mientras tanto, en el estudio, Demarion sonrió levemente y le dijo a su padre: “Papá, tú ya tienes a Braint y a mí; pero, mami no tiene a nadie. Por eso tienes que darle un hijo propio; así ella puede sentirse segura en esta casa”. Tras escuchar ello, el sr. Valentine resopló inmediatamente y le dijo: “¿Han considerado siquiera cómo me sentiría acerca de esto?”.

Por su parte, Demarion vaciló delicadamente, saltó del escritorio un poco enojado y, poniendo sus manos en sus caderas, le dijo: “No me importa, quiero una hermanita. Me darás una hermana dentro de medio año; de lo contrario, seguiré difundiendo rumores desagradables sobre ti. Incluso, diré que eres impotente”. Mientras tanto, cuando escuchó ello, el sr. Valentine se quedó sin palabras.

......

Diez minutos después de que sus hijos lo molestaran intensamente, el sr. Valentine por fin regresó a su habitación. En realidad, al principio, él no le tomó mucha importancia a la solicitud de sus hijos y siguió en sus labores; sin embargo, Braint sabía mucho acerca de programación, así que creó un virus e invadió la computadora de su padre, causando que se bloquee y quede inutilizable. De hecho, al hombre le molestaba cuando Braint usaba su talento para gastarle bromas de esa forma.

En el baño, Eliza se estaba duchando plácidamente en la bañera y, en realidad, se sentía sumamente agradecida por el gesto de Braint al llenar la bañera con pétalos de rosa; de hecho, ella nunca pensó que sería realmente maravilloso poder tener hijos que la mimaran tanto. Por su parte, después de terminar su refrescante baño, Eliza salió solo con una bata y notó a su esposo leyendo un libro en su cama; aunque, realmente estaba pensando en lo rápido que ella había aceptado a sus hijos como suyos.

Sin embargo, justo cuando Eliza notó su figura impecable y su apariencia atractiva, ella se quedó en estado de shock y preguntó con gran inquietud: “Tú... ¿por qué estás aquí?”. Por su parte, tras escuchar su pregunta, el hombre levantó la mirada fijamente, y le dijo: “¿Por qué no puedo estar aquí?”.

Cuando escuchó ello, Eliza frunció la ceja y, de hecho, tenía razón, eran oficialmente marido y mujer; así que, era normal que durmieran en la misma habitación. Además, como Braint la obligó a firmar un contrato, donde aceptaba quedar embarazada dentro de medio año, Elia pensó que tal vez todo había sido planeado por ese hombre; después de todo, Braint era solo un niño de cinco años y ella no lo creía capaz de pensar tal cosa.

“¿Tus heridas aún no se han recuperado?”, preguntó en hombre con gran curiosidad, pues al notar los moretones en su cuerpo, parecían ser incluso más serio de lo que le mostró su hijo en las fotos. Al ver que el hombre se había fijado en los moretones que tenía en todo el cuerpo, ella finalmente volvió a sus sentidos, sacó el ungüento que tenía, se sentó en la alfombra y, tras aplicarse lentamente en las heridas, le explicó: “No, estas son moretones recientes. Soy una doble de acción en Pranson Media y estas son solo lesiones menores del trabajo”.

Tras escuchar su explicación, el hombre dejó el libro a un lado y comenzó a preguntar con gran inquietud: “¿Una doble de acción? ¿Tienes que pelear?”. Al escuchar su inquietud, Eliza levantó la mirada a toda prisa y, con una gran sonrisa en el rostro, le dijo: “No, casi no peleamos de verdad. Pero, puedo soportar cada golpe”.

Después de oír la respuesta de la mujer, el sr. Valentine entrecerró levemente los ojos y, con la mirada fija en las piernas de la mujer, él pensó para sí mismo: “¿Está segura de eso?”. En realidad, él no podía creer que ella estuviera dispuesta a soportar cada golpe de su trabajo, en especial, porque recordaba la sensación de sus suaves piernas en las palmas de sus manos esa noche; mientras tanto, al notar que la mirada esta fija en ella, Eliza se sintió un poco avergonzada y, subconscientemente, se aplicó con más lentitud el ungüento.

Cuando Eliza terminó con eso, el sr. Valentine ya se había quedado profundamente dormido y, bajo la cálida luz de la noche, la apariencia del hombre era aún más fascinante; por su parte, después de observar durante unos minutos al hombre de la cama, Eliza arrastró un colchón de repuesto y decidió dormir en el suelo. Sin embargo, justo cuando Eliza apagó las luces, la voz baja y profunda del hombre resonó en la oscuridad y le preguntó: “¿Tienes miedo de dormir conmigo?”.

Tras oír su inquietud, Eliza abrazó su edredón con nerviosismo y le respondió: “Ronco muy fuerte por la noche y me preocupa que no te acostumbres a dormir conmigo”. Por su parte, después de escuchar su vaga respuesta, él se burló de ella y le dijo: Bueno, está bien, si tú lo dices”. Luego de ello, todo se quedó en silencio y pasaron una noche tranquila.

Cuando Eliza se despertó por la mañana, ella notó que ya no había nadie en la cama, así que se levantó y bajó rápidamente a preparar el desayuno; mientras tanto, justo cuando disfrutaban de su desayuno, Demarion sonrió tímidamente y le preguntó: “Mami, ¿dormiste bien anoche?”. Al escuchar la repentina pregunta del pequeño, Eliza se quedó totalmente sorprendida, y respondió apresuradamente: “Sí, claro que sí. Pero tú deberías concentrarte en comer tu desayuno”.

Luego de que la mujer le dijera eso, Braint miró a Demarion seriamente, haciendo que el bajara lentamente la cabeza y comiera en silencio; mientras que, después de que Eliza se fue al trabajo, Demarion se recostó en el sofá con mal humor, miró fríamente a su hermano y le preguntó: “Braint, ¿por qué me miraste así?”. Tras escucharlo, Braint se cruzó de brazos y dijo con confianza: “Ayer no intentaron darnos una hermana”.

Cuando escuchó a su hermano, Demarion se quedó muy sorprendido, miró ansiosamente a Braint y le dijo: “¿Cómo lo supiste?”. Braint levantó la mano, golpeó ligeramente la cabeza de su hermano u respondió: “Papá salió a trabajar muy temprano y, cuando mencionamos lo que pasó anoche, mamá no se inmutó en absoluto, ni siquiera se sonrojó. Sus reacciones prueban que no hicieron nada ayer; de hecho, si hubiera pasado algo, papá no dejaría sola a mamá”.

Tras oír la respuesta de su hermano, Demarion asintió lentamente y, era obvio que este no era el resultado que él quería; por otro lado, después de pensar por un rato, el pequeño levantó la cabeza, miró a Braint y le dijo: “Hermano, ¿qué pasa si papá es un cabr*n?”.