El camerino estaba tan silencioso que incluso podía escuchar el sonido de la brisa.
"¡Rin!", sonó el teléfono de Eliza indicando batería baja, preocupada, apagó la linterna y evitó usarlo para al menos poder llamar a Graciana, pero en cuanto marcó el número, la pantalla se oscureció. ¡Se quedó sin batería!
La oscuridad la abrumó y no podía respirar, sintió que su corazón palpitaba más rápido de lo normal y la ansiedad la invadió pareciendo ver una monstruo con colmillos, le aterraba estar sola. Al ver la luz de la luna por la ventana, pidió ayuda desesperadamente: "¿Hay alguien ahí? ¡Por favor!¡Ayúdenme!"