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Terrence Lentz se pone un delantal y comienza a cocinar.
Vistiendo un delantal rosa de gatito que le queda mal, se ve algo cómico.
Pronto, el aroma de la comida llena la cocina.
La sopa de fideos que Terrence Lentz prepara sabe deliciosa. La guarnición está salteada a la perfección, dejando un sabor apetitoso con cada bocado.
Después de probarla, Viola exclamó:
—¡Tus habilidades culinarias son impecables! Son algo que solo podría envidiar.
Con sus delgados labios ligeramente entreabiertos, Terrence Lentz respondió:
—No hay necesidad de envidiar.
Su presencia era suficiente.
Después de terminar la comida, Viola fue a contestar una llamada telefónica.
Mientras tanto, Terrence Lentz comenzó a lavar los platos y ordenar la cocina.
Cuando Viola terminó su llamada, la cocina ya estaba limpia.
Viola se sorprendió:
—¿Cómo lo hiciste tan rápido? Planeaba lavar los platos.
—No te preocupes, solo eran dos platos.
Terrence Lentz colgó el delantal: