—¿Quieres algo de comer?
—No.
Pei Jue entendió, y le hizo señas a Annie para que condujera a un restaurante del centro.
—¿Te gusta pintar? ¿Prefieres la pintura al óleo o la acuarela? Tengo algunas piezas bonitas en casa, te las traeré la próxima vez.
—Prefiero las pinturas al óleo. No necesitas darme ninguna, ya tengo muchas.
El Maestro Ji Changfeng pintaba innumerables obras para ella cada año, y Po Jun, el discípulo directo de Ji Changfeng, dejaba casualmente sus pinturas en el laboratorio de Estrella Beidou, casi sin lugares donde ponerlas...
—Entonces dime qué te gusta.
Qingwu no pudo evitar levantar la cabeza para mirar a Pei Jue frente a ella.
El hombre frente a ella era apuesto y frío, con solo mirar su rostro se podía decir que era un gobernante decidido y despiadado, pero cuando la miraba a ella, sus ojos estaban llenos de una ternura irresistible.