Qingwu sintió una mano en su cintura.
Los dedos distintivos de la mano descansaban sobre su esbelta cintura, como si pudieran cubrirla por completo, haciendo que el corazón de Pei Jue se agitara con una leve inquietud...
Pei Jue siguió su mirada y miró, frotando suavemente su mano mientras hablaba en voz baja:
—La hija del Abuelo Xuan, Xuan Lengyue, no ha tenido buena salud, así que rara vez aparece en público. Es normal que no la conozcas.
—¿Está casada?
Era la primera vez que Pei Jue veía a Qingwu mostrar una curiosidad chismosa por alguien, y respondió con una sonrisa consentidora.
—No, la Tía Xuan enfermó gravemente en sus primeros años y ha estado recuperándose desde entonces. No he oído que se haya casado.
Soltera, entonces quizás su extraña suposición estaba equivocada.
Qingwu retiró su mirada, y al darse la vuelta, Pei Jue la abrazó repentinamente por delante. Su grácil cuerpo, vestido con un traje ajustado, fue presionado firmemente contra él, haciéndola gruñir.