Lin Zhiyi despertó nuevamente para encontrarse ya en el hospital.
Aunque sus ojos se movían, su consciencia aún no había regresado por completo; podía escuchar las voces conversando junto a su cama.
—¿Cómo va?
Una voz grave, familiar pero con un toque de peligro, preguntó.
—Tercer Joven Maestro, no hay de qué preocuparse. Garantizo con mi carrera profesional que la mano de la Señorita Lin se recuperará como antes.
¿Mano?
Al escuchar esa palabra, la consciencia de Lin Zhiyi comenzó a agitarse, y sus ojos entrecerrados se fijaron en la placa del nombre de la bata blanca junto a su cama.
"Jefe de Neurología, Wu Feng"
Un nombre tan familiar.
Lo recordó entonces.
En su vida pasada, Song Wanqiu se había cortado la mano mientras cocinaba, y Gong Chen, ansioso, había llamado al mejor jefe de neurología para examinar la herida menor de Song Wanqiu.