—¡Bien... ¡Bien!
La abuela ciega miró aturdida al Santo de la Espada que se recuperaba gradualmente. Aunque el Santo de la Espada había perdido su capacidad de lucha, había sobrevivido.
Además, si continuaba sanando, el Santo de la Espada aún podría recuperar parte de su capacidad de lucha.
Esta escena dejó en blanco la mente de la abuela ciega. Admiraba cada vez más a Li Xuan. Sin embargo, cuando pensó en el gigante, se puso solemne de nuevo.
—Prepárate. Haré el primer movimiento después.
Li Xuan dio un paso adelante y miró fijamente al aterrador gigante. Cuando vio que el hilo volvía a la herida del gigante, Li Xuan juntó sus palmas.
—¡Tornado Trascendente, Lluvia de Meteoritos!
Aterradores tornados comenzaron a condensarse, trayendo consigo el poder de desgarrar todo mientras se dirigían hacia el aterrador gigante.
Al mismo tiempo, una lluvia de meteoritos de fuego se condensó en el cielo, trayendo consigo llamas abrasadoras mientras descendía hacia el aterrador gigante.